Tu mirada

     Te diré que contigo nada me falta, que me siento única cuando me miras, que no puedo elegir a otra persona mejor a la que contarle todas esas ideas ridículas que incluso yo sé que debería callar, que eres adorable y que te adoro. Me haces sentir que todo va a salir bien con una sonrisa y tienes el don de hacer que pueda olvidarlo todo con una caricia. Que haces todo lo necesario para que sea feliz y no puedes, ni debes, hacer más.

     Por eso me siento culpable cuando me miras así, como si no entendieras que has hecho mal cuando me alejo. Me lo das todo y piensas que aún no basta. Y es que aunque suene a tópico, no eres tú, soy yo. ¿Cuándo vas a darte cuenta de que estoy rota? No soy lo que tú quieres que sea, lo que te mereces que sea. Intento serlo y fracaso una y otra vez. Ya no sé que hacer y me estoy volviendo loca. Por eso no puedo evitar huir de tu lado cuando la presión se vuelve insoportable sobre mis hombros. No quiero decepcionarte, por eso sigo intentándolo. Por eso, y porque soy una egoísta incapaz de alejarme de ti. Cuando no estás te echo tanto de menos, me cuesta hacer cualquier cosa y voy dando tumbos por ahí limitándome a acciones mecánicas y repetitivas.

      Deja de sentirte mal por mi culpa, por favor. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, aunque demostrarlo se me de fatal. Voy a intentar darlo todo mientras quieras que lo haga y voy a ser más que feliz intentándolo. Pero necesito saber que no soy una carga para ti, que tanto esfuerzo por mi parte está sirviendo para algo.

     Algunas veces pienso que lo mejor que podría ocurrirnos es que conozcas a otra persona, a alguien que sea lo que yo no puedo, que te enamores y me dejes para ser feliz. Así tu tendrías lo que te mereces y yo no volvería a ser la culpable de esa mirada. Esa mirada que aunque tú no lo sepas, a mí me parte en dos.


25/2/17

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al gran amor de mi vida

Mi luz propia

Entrada rápida de desahogo