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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Del revés

     Quién dijo que era malo, una calamidad, que el mundo se pusiera del revés. Que la vida diera un giro de 180º. Si el Universo entero se la pasa dando vueltas. Si todos hemos soñado con dar un beso del revés, como en aquella película. Si en los días de tormenta, ni tú ni yo distinguiríamos el cielo del mar mientras paseamos por la playa, ¿qué nos importa que se invierta?      Pero si las cosas del revés también tienen su encanto especial, como tu espalda o esas lágrimas que yo provoqué y que, si la vida se diera la vuelta, rehidratarían ahora tus ojos. Si la vida es una pedazo de puta por donde sea que la mires y la Tierra seguiría siendo redonda. Que los escombros en los que se convirtieron tus planes, los míos y nuestra vida, seguirán siendo escombros.      Que mi vida se puso del revés cuando te fuiste y, mírame, sigo viva.

Fuimos sueño

Fue un sueño. O eso quiero creer. Que fuimos sueño. Nunca pasó y, si lo hizo, no debía ocurrir. Hay cosas que es mejor evitar, no pensar incluso. No por mi bien, sino por el de los dos. Que no. Que me niego. Que nunca existimos los dos a un tiempo. Que ni nos encontramos ni cruzamos miradas. Que si no te conozco no  te puedo echar de menos. Y no, no lo hago. No me da la gana. Jamás nuestros caminos se cruzaron y, menos aún, fueron un trecho en paralelo. Si mañana nos cruzamos no veremos en nuestros ojos el reflejo del otro. Quizá por eso duela tanto. Porque en realidad no me engaño. Porque en verdad nunca fuimos ciertos a pesar de ser certeza.
     He descubierto que existen risas distintas a las que ya conocía y nuevos significados de una misma mirada. Que algunos abrazos pueden saber amargos y otros mucho más dulces de lo que imaginaba. Que los pájaros cantan por un motivo y que se puede llorar por nada. Los besos fantasma y las palabras inventadas. Que las tormentas también tienen su lado bueno y que la oscuridad no siempre juega en mi contra.      Que existe una magia de la que tú no formas parte y que me hace suspirar más de lo que tú lo hacías. Que la "Yo" sin ti, es más "Yo" que contigo, y aún así, no lo suficientemente "Yo". Que me equivoqué cuando pensaba que tú eras la magia, y resulta que ni la conoces. Que soy más fuerte de lo que creía y mucho más de lo que creías tú.      Y juré en su día que no volvería a escribir pensando en ti, pero es que ahora se trata de mí.

Érase

     Érase una vez no, érase mil veces tú y yo, y nada de en un reino muy lejano, sino en una cama, en el suelo, en un baño o en el infinito. Nuestra historia no fue un cuento común. Fuimos un relato de esos que se hacen demasiado largos a pesar de las pocas páginas.      Cambiamos a la bella princesa por una sosa plebeya de mal genio que no fue salvada por el príncipe azul, sino que más bien fue abandonada por este, que tenía algo mejor que hacer. El lobo y la típica malvada reina resultaron ser los buenos, pero aún así, el amor  que había surgido entre ellos acabó con un hombre lobo en las entrañas de la reina, que se suicidó solo de pensarlo. Esto aprovechó Caperucita para ligarse al pobre lobo triste, y entre los dos se cenaron a los tres cerditos. En nuestro cuento, las hadas madrinas apostaron por cuánto duraría lo nuestro.      De ti y de mí, poco se supo, éramos tan solo personajes secundarios en nuestra propia historia. Los acontecimientos se nos vinieron encima, quizá por

Tú y tu magia

Eres, y has sido, ese refugio impenetrable donde, aunque al principio no lo supiera, me siento segura, a salvo de los monstruos de la noche; y de esta soledad que me consume, el antídoto que me mantiene con vida. No puedo evitar esa sonrisa tonta cuando apareces con la tuya dibujada en la cara. Y aunque sé que me la juego, que he apostado por el caballo carne de matadero, no puedo evitar que me recorra ese escalofrío cada vez que apareces por mi espalda, haciendo que me vuelva a creer humana. La historia de mi vida es más interesante contigo a mi lado. El poder aún no es tuyo, pero estoy segura de que si lo quisieras, no te sería difícil obtenerlo. Ando por la cuerda floja con la esperanza de que si caigo sea contigo y ya para entonces hayas curado mis heridas con tu magia.

101 cosas que me gustan

1. Leer 2. Los besos en la punta de la nariz 3. Los abrazos fuertes 4. El color azul 5. Dormir en el sofá 6. El olor a café 7. Las personas que saben mantener la calma 8. Las mantitas suaves 9. Mi cama 10. Las velas 11. Las personas con risa extraña 12. El humor negro 13. Los tatuajes con tinta negra 14. El pelo de colores 15. El césped 16. Los cachorritos 17. El olor a tierra mojada 18. Abrazar árboles 19. Las personas calladas 20. Las súper duchas 21. Las calvas brillantes 22. Los ancianos 23. Imaginar formas en las nubes 24. El viento 25. Las canciones Disney 26. Los viajes en coche 27. La lluvia 28. El olor a perro mojado 29. La extinción humana 30. Pingu y Futurama 31. Los peluches 32. Pintar con los dedos 33. Correr 34. Los ojos oscuros 35. Mi más mejor amiga 36. Mi perro 37. Las faldas con mucho vuelo 38. Las personas grandes y achuchables 39. Los chicos vestidos de negro 40. Ver las estrellas 41. Viajar sola o en compañía 42. Los vaquero
Recogió sus promesas, los "te quiero" y las caricias. Salió dando un portazo de su vida, que hizo que todo se desmoronara, como un castillo de naipes frente a un vendaval, sólo que en vez de naipes, eran los futuros posibles que un día ambos imaginaron juntos. Se fue y solo le dejó un vacío infinito y un silencio tal que se podría haber escuchado la respiración de un hada, si esta no se hubiera muerto de pena. Aún hoy se pregunta si también recuerda las miradas y las caricias, y mira la puerta esperando y temiendo que vuelva.