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Abriste los ojos mientras yo aún dormía y me encontraste en el asiento de al lado. El tren seguía desdibujando kilómetros en la ventanilla con un ruido sordo. Nunca sabré que pensaste entonces; si te me quedaste mirando como tantas veces había yo hecho contigo, si por primera vez te planteaste que todo aquello era una locura o si fue entonces cuando cambiaste de opinión. Sólo sé que cuando llegamos a la estación y me despertaste con una caricia, en tus ojos ya se vislumbraban las sombras de la determinación. No me diste ni dos segundos para espabilarme cuando ya me arrastrabas al andén. Hasta que no estuvimos fuera de la estación, no fue que me paré en seco a mirarte con detenimiento. No estábamos ni en la estación correcta, ni en la ciudad correcta. Ese no era el destino que ambos habíamos planeado, y tu mirada me decía que nunca llegaríamos.
     No quiero ser la persona más importante de tu vida. Ni que me eches de menos cuando no esté o que te enamores de mí. No necesito ser la luz que alumbre tu camino, ni mucho menos. Tu vida no tiene que unirse a la mía en ningún momento de la historia. Quizá incluso sea lo mejor, no te haces ni la más remota idea de lo mucho que puedo llegar a escocer.      Pero, ¿sabes lo que si quiero? Que cuando te tropieces con un recuerdo nuestro, de esos sin sentido, se dibuje una sonrisa en tu cara de las que se intentan imitar sin conseguirlo en todas las revistas. Que te mueras de ganas de volver a ir a comprar conmigo al supermercado. Y, sobre todo, quiero que aunque llevemos una semana, un mes o un año sin vernos, sea el primer hombro sobre el que quieras ir a llorar cuando tus intentos no se transformen en victorias. Quiero ser tu refugio cuando huyas de la lluvia de recuerdos amargos. Que no dudes en levantar el teléfono y llamarme cualquier día. Que no te avergüence decirme "ho

Al gran amor de mi vida

     Tú, que me hiciste tan Yo. Te has ido, sin más. Sin avisar, en silencio, dejando que tu partida me la comunicara tu propia ausencia.      Busco algún recuerdo de como era mi vida antes de que tú llegaras y lo llenaras todo. Pero por mucho que intento echar la vista atrás, tú siempre estás ahí, inamovible. Un trozo de realidad que nunca desaparecería y permanecería inmutable. Y ahora que no estás es como si el mundo se hubiera tornado aún más patético y absurdo, y no hay nadie a quién contárselo.      Siempre tuve la absurda idea de que no te irías, de que siempre permanecerías conmigo, como debe ser. Que seguiría llorando y derramándome sobre ti cuando la vida me la jugara y que te la pasarías persiguiéndome cuando corro gritando de felicidad. Tuve la descabellada idea de que si nos teníamos que ir a alguna parte nos iríamos juntos.      Los recuerdos de tu partida me atormentan y aun me parece escucharte por las noches. Tus ojos me persiguen congelados en mi mente de forma pe

Con las ganas - Zahara

Recuerdo que al llegar ni me miraste, fui solo una más de cientos y, sin embargo, fueron tuyos los primeros voleteos. Cómo no pude darme cuenta que hay ascensores prohibidos, que hay pecados compartidos, y que tú estabas tan cerca. Me disfrazo de ti. Te disfrazas de mí. Y jugamos a ser humanos en esta habitación gris. Muerdo el agua por ti. Te deslizas por mí. Y jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir. Mis anclajes no pararon tus instintos, ni los tuyos, mis quejidos. Y dejo correr mis tuercas y que hormigas me retuerzan. Quiero que no dejes de estrujarme sin que yo te diga nada. Que tus yemas sean lagañas enganchadas a mis vértices. Me disfrazo de ti. Te disfrazas de mí. Y jugamos a ser humanos en esta habitación gris. Muerdo el agua por ti. Te deslizas por mí Y jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir. No sé que acabó sucediendo, sólo sentí dentro dardos. Nuestra incómoda postura se dilató en el espacio Se me hunde el dolor en el c
     Quédate un rato más, aunque no me digas nada y hagas como si no existiera. Sólo déjame observarte caminar un rato más por mi habitación cómo si fuera la tuya.Vuelve a dejar con esa estúpida manía el abrigo sobre el sofá en vez de en el perchero. Que no sabes cómo me divierte verte adueñarte de mi nevera.      Anda, quédate. Hacemos lo que te apetezca. Escuchamos la radio, vemos Harry Potter o follamos en la cocina hasta que el sudor se mezcle en nuestra espalda.      Quédate y déjame volver a perderme otra vez en tu mirada. ---------------------------------------------------------------------      Una sombra en el camino. Ahí, justo en el centro, parada en la distancia. Su silueta casi es indiscernible en la oscuridad que nos rodea, y ya empiezo a dudar de su existencia, calmándome con el pensamiento de que mi imaginación vuelve a jugar con tu recuerdo.      Entonces un rayo de mi amiga Luna. Se ilumina la bruma y, con ella, esa carita tuya. Y la veo. Veo la mirada

Mi tormenta

Una primera gota de lluvia en la ventana Aquel abrazo sorpresa cuando más lo necesitaba La segunda Ese primer beso en la puerta del billar Tercera Tus caricias en mi espalda Cuarta gota que recorre el cristal Discusiones tontas y risas improvisadas Una quinta Nuestra primera discusión ya no tan tonta Sexta en tu nombre El tiempo en el que necesitabas pensar Con séptima de apellido En el que lo necesité yo Y octava La reconciliación sin miradas Y novena El día en el que descubrimos nuestro error Seguida, por supuesto, de la puta décima Que guapo estabas el día que decidiste marcharte Ahora la tormenta entera
     Hay días como hoy que quedan marcados en el calendario. En los que por mucho tiempo que haya pasado, no puedo evitar pensarte, o mejor dicho, pensarnos, porque cuando piensas en alguien piensas en esa persona y también en ti, piensas en como erais los dos cuando estabais juntos y se os confundía con uno solo.      Y yo tengo que admitirlo a mi pesar, a veces te sigo pensando y más en fechas señaladas. Y es que aunque he pasado andando ya mil veces por los mismos sitios por los que alguna vez pasé de tu mano, aunque haya superado ese rencor enfermizo tras el que me protegía después de nuestro principio del fin, y aunque ya rara vez te eche de menos, supongo que tu nombre (sí, irónicamente tu nombre, y sí, yo también veo la de bromas que podría dar esto) se quedó tatuado en alguna parte de mi piel y ya no puedo desprenderte del todo.      Cada vez que algún pedacito de aquellos que fuimos me asalta en forma de recuerdo, intento quedarme en la parte de risas, besos, caricias y co