Fin

     No voy a llorar, lo siento. Ni voy a decir que te echo de menos o que me gustaba tu contacto allá donde estuviéramos. Si me conoces bien ya sabrás lo que siento y si no, entonces hicimos bien al tomar esta decisión. Si de verdad te interesaste alguna vez en mí, pero en la "yo" de verdad, no en esa en la que el cansancio de lo nuestro me convirtió, sabrás que no puedo permitirme llorar, que va contra mi naturaleza eso de quedarme en casa, encerrada en mi cuarto llorando y pensando en lo que pudo haber sido y no fue, analizando en lo que me equivoqué yo y en lo que lo hiciste tú. No, esa faceta no ha formado parte de mí, ni en la "yo" antes de ti y ni en la de después. Al contrario, me vas a ver reír como quizá hacía tiempo no me habías visto, saldré de casa mucho más a menudo que antes y seré incluso casi simpática. Siento mucho si no te gusta, es probable que a ti te hubiera gustado verme hundida, no porque quieras que lo pase mal, entiéndeme, sino porque tú eres de los que tienden a creer que el dolor hace de las personas despojos que se marchitan en un mar de lágrimas o que se enganchan a una botella para olvidar, y sí, quieres que me duela. No lo niegues, si lo entiendo, a todo el mundo le gusta ser importante para alguien y que a la otra persona le duela perdernos. Pero yo nunca he sido como tu querías que fuera, no vamos a cambiar eso a estas alturas. Y mientras yo vuelvo a ser la de antes y corro despeinada por la vida, tú seguirás adelante también por tu camino porque sabes bien, aunque intentes hacer creer al resto del mundo que te duele no tenerme o verme con alguien más, que en realidad no te importa, que no te importo yo ni mucho menos nosotros, así lo has demostrado. Pero aún así, tengo que darte las gracias, he aprendido mucho en estos dos años. He aprendido lo que soy capaz de aguantar, la paciencia que puedo llegar a tener, lo que estoy dispuesta a hacer y sacrificar, todo lo que puedo llegar a querer y, sobre todo, lo que no quiero de la vida. Ahora, después de todo lo que has hecho, me he dado cuenta de que eres totalmente prescindible en mi vida, que da igual si estoy enamorada de ti o no, que no eras como pensaba y que desde luego, ni te reconozco ni te quiero ya en mi vida. Y este es mi consuelo, darme cuenta de que lo nuestro estaba hecho para salir mal, que no podíamos juntar el agua y el aceite o el día y la noche. Pero no creas que te guardo rencor, aunque realmente te confieso que espero que tu camino y el mío no vuelvan jamás a cruzarse.

--------------------------------------------------------------------------

     Esta entrada lleva ya unas semanas escrita pero hasta hoy no me he decidido a publicarla. Verdaderamente, no le importa a nadie, mucho menos a la persona a la que está dirigida, además creo que ya le he dedicado suficientes si tenemos en cuenta para lo que ha servido. Sin embargo, también he sido siempre de las que hacen lo que les da la gana, sin que importe lo que piensen los demás. Como no estoy dispuesta a sumar esto a la lista de cosas que he perdido, aquí está, y prometo, me prometo, que será la última entrada en la que me siento a escribir pensando en él.



15/7/17

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al gran amor de mi vida

Mi luz propia

Entrada rápida de desahogo