Elecciones para el futuro

     Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de elegir que quiere ser en la vida. Elegimos ser médicos, ingenieros, artistas... También podemos elegir ser esposos, padres... Pero claro, elegimos lo que “queremos ser” no lo que “somos” o “seremos”. Podemos querer ser astronautas y nunca llegar a viajar al espacio.
     Está claro que estas elecciones nos condicionan de una manera u otra. En nuestra cabeza se introduce la idea de que debemos hacer todo lo posible por conseguir aquello a lo que aspiramos. En ocasiones, llegamos al punto casi obsesivo en el que dejamos de barajar las demás opciones y ahí, justo en ese punto, es donde todos y cada uno de nosotros nos equivocamos.
     Debemos ser realistas y admitir que todos los sueños no se cumplen, que por mucho que nos gustaría ser un importante arqueólogo hay muchas posibilidades de que fracasemos. No todo aquello que queramos ser en la vida podrá hacerse posible, y no podemos dejar que nuestra felicidad dependa de conseguir ser aquello que en su día hallamos decidido elegir como lo que queremos ser. Si dejamos de lado las demás opciones y finalmente no conseguimos ese objetivo marcado, solo seremos individuos vacíos incapaces de encontrar un camino que les lleve a su propia felicidad.
     No hace falta meditar demasiado para darse cuenta que detrás de cada una de esas elecciones que hacemos se encuentra una única finalidad común para toda la raza humana: la felicidad.
     Lo tengo decidido. Elijo que quiero ser feliz y ¿qué mas da si alcanzo ese objetivo de una manera u otra? Me dejo abiertos todos los caminos y que a partir de hoy sea el destino quien elija.


27/3/16

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