Cada detalle

Te he visto desnudarte por dentro ante la atenta mirada de un papel en blanco,

y morderte las uñas de manera inconsciente cuando tu cuerpo seguía aquí, vacío, mientras tu mente se había perdido tras cualquier idea carente de sentido.

No pude evitar fijarme en que prefieres dormir sobre el lado derecho,

y que, normalmente, te levantas arrastrándote hasta los pies de la cama.

Sé que te encanta el olor a café,

aunque odias cómo sabe.

Que siempre tienes dudas sobre si es "como" o "cómo", igual que en la última oración.

He visto muy de cerca esos ataques de pánico que no permites que nadie vea.

Te pasarías la vida releyendo aquel párrafo de uno de nuestros libros favoritos una y otra vez, también lo sé.

Conozco de sobra que odias vestirte de rojo, te parece que llamas mucho la atención,

y que tu estación favorita es el otoño,

a pesar de que quiten las hojas secas que adoras escuchar crujir bajo tus pisadas.

No se te da bien hablar sobre tus sentimientos en voz alta.

Eres de las que ponen la radio para no saber nunca el orden de las canciones,

pero te entristece que no pongan tu canción favorita,

esa que te avergüenza que relacionen contigo.

Te observo cuando andas y nunca miras al frente,

y sé que necesitas llevar algo en la mano o entre los brazos porque sino no sabes dónde colocarlos.

Que sólo comes queso en la pizza cuando estás fuera de casa,

y que de pequeña te inventabas una alergia a la lactosa para que nadie te obligara a probarlo.

Conozco esa preferencia tuya de los vaqueros sobre los tacones,

y si ¿frío o calor? Siempre frío, de ese que te hiela la orejas.

Sé que aún piensas en que hubiera sido de vuestra historia de haber tenido más valor.

Te gusta tener tazas de un montón de juegos distintos para poder elegir una por las mañanas según tu estado de ánimo,

y te vuelve loca la sopa, pero nada de letras, con fideos, muchos fideos.

Ya me di cuenta en su día de que eres de las que siempre van descalzas por casa, pero con calcetines para poder patinar de una habitación a otra.

Sé que eres incapaz de dormir en una habitación sin ventanas,

que las palomas te ponen nerviosa

y que a veces te revelas sobre eso de llevar ropa interior.

Puedo ver que siempre acabas llamando la atención allá donde estés,

a pesar de que prefieres permanecer siempre en un segundo plano.

Observé que prefieres madrugar antes que trasnochar,

que no entiendes por qué las tostadas son desayuno, si a ti te encantan para cenar.

Que no estás tan loca como creen,

y que tampoco eres tan feliz como finges.

Estás son sólo unas pocas de las cosas que conozco de ti.

Y es que lo sé todo, cada minúsculo detalle.

Es lo que tiene convivir en un mismo cuerpo,

que incluso sé que a veces has llegado a odiarme.

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